jueves, 24 de julio de 2014

No se pueden parar las mareas ni poner puertas al campo



 No se puede parar la evolución. Es un error garrafal confundir el todo con una de las partes. Es un error garrafal no comprender con Darwin que los órganos sirven a la función y no al revés,  y que por ello cuando la función desaparece o cambia de orientación, el órgano que la sirve debe adaptarse al cambio y servir a la nueva función, que es la biofuerza de tracción, distinta para  cada momento evolutivo o ese órgano que, como la célula cancerosa se ha vuelto tóxico e insolidario con el organismo que la sostiene, desaparecerá por sí mismo, ya que la dinámica de la vida y su funcionamiento holográfico así lo tiene diseñado, de lo contrario acabaría matando al organismo entero. Esto es lo que está pasando en las izquierdas españolas y europeas. Y en el bipartidismo. Y en el espectro político y social de Occidente y de Oriente. 
El mundo se transforma con los cambios de la conciencia humana y ésta con los cambios del mundo, en simbiosis. No querer verlo ni aceptarlo es un error letal para los componentes humanos de ese cambio, de ese tsunami, que estamos viviendo y del que no es posible escapar sin decantarse por la evolución de la vida o por la anquilosis y la involución inmovilista que es precursora de la auto-extinción. El miedo en este tipo de convulsiones sociales y políticas, es el peor de los enemigos, porque suprime la lucidez, la visión de futuro, la autonomía y la libertad de la conciencia y de su aplicación a las ideas que luego se hacen sistema y organización. Pretender que la vieja organización pueda abarcar cambios que la desbordan, es no comprender nada de lo que está pasando.
Antes de ayer fui invitada a una reunión con un sindicato abierto, luchador y esforzado: Intersindical.  Y me encantó comprobar la viveza, la sencillez transparente y la inteligencia de sus militantes. Su flexibilidad y su capacidad de escucha. Habían invitado a miembros de partidos políticos y movimientos sociales, para preguntarles cómo ven sus actividades y sus propuestas. Allí coincidimos las fuerzas de la base-izquierda y de centro. Y fue algo genial. Fraterno, crítico, pero sobre todo, inteligente, respetuoso, valiente y práctico. Creo que es el nuevo modelo para trabajar en la sociedad. Como ciudadanos que se saben organizar y además, saben escuchar y confluir para crear nuevas fuerzas motrices, cuando las viejas formas caen por su peso con el viejo mundo que jadea agotado y ya sin posibilidad de recuperarse para "ser lo que fue" en un mapa social e histórico que ya no se corresponde que el que se está configurando bajo presión existencial en todos los aspectos. Dice el adagio: Renovarse o morir. Y es verdad. Son dos términos que se excluyen mutuamente. O hay una renovación real de espíritus de grupo y de equipos o habrá un derribo tipo psoe en toda la izquierda, dejando que las tareas de gobierno sigan recayendo en los derrumbadores de la civilización y de la democracia, como ya está pasando en España y en Grecia, y no porque haya llegado Podemos o Syriza a romper la baraja del enjuague acostumbrado, sino porque sólo alcanzará quorum electoral el pp con sus fanáticos, acríticos y zafios elementos, incapaces de no seguir la flauta de Hamelin del engaño que no distinguen de la verdad, porque no relacionan sus desgracias con lo que votan y les está gobernando y se creen cualquier milonga que venga "de arriba". Identificar "organización" con exclusionismo, con cerrazón mentaĺ con demonizar lo diferente y ver solamente rivalidad de siglas y "poder", es un suicidio político-operativo en estos tiempos nuevos y sorprendentes.
Unos tiempos en los que iremos descubriendo que el peor y más peligroso enemigo vive en la mente y en las emociones primarias, en los instintos ciegos y es la egolatría, la egocracia. El triunfo del ego sobre todas las cosas, tanto en el plano personal como colectivo, que es el trasunto del mismo.
Hay una analogía evangélica que lo explica muy bien: Si el grano de trigo no muere, no habrá espiga que fructifique, ni por supuesto cosecha ni pan para comer. Ese grano de trigo es nuestro ego, lo podemos emplear para comérnoslo crudo y entonces será comida escasa para hoy, pero hambre asegurada para mañana. La dinámica de la vida y su pedagogía se basa en la elección constante entre posibilidades. Nada se nos da hecho. Nada es eterno ni inamovible. Hasta el magma se mueve y produce cambios en la durísima corteza terrestre que la rompen y la modifican, lo mismo que hace la erosión. Lo mismo que el clima, las estaciones, el curso y órbita de los astros que determinan la temporalidad y su medida, lo mismo la vida de nuestras células. Absolutamente nada está quieto. Marx lo vio muy claro al definir la materia y la energía, como la fuerza dinámica que no se crea ni se destruye, pero se modifica constantemente, en un panta rei (todo fluye)  sin solución de continuidad, como ya lo observó Heráclito de Éfeso seis siglos antes de Cristo, viendo como el agua de un río, siendo la misma sustancia siempre, nunca es la misma en el tiempo y espacio. Lo mismo es aplicable a la evolución de la sociedad cívica y de su modo de relacionarse entre sí que es la política.
Una de las cualidades de Podemos que más me atraen, es su capacidad para la reflexión y su pedagogía social. Su serenidad. Esa falta de angustia por atrapar "el poder" a toda costa que le diferencia de los demás "rivales", que para Podemos no lo son, porque ve en ellos compañeros de camino y no "enemigos". Ese comprender que lo más válido es descubrir la ética aplicada y aplicable al cada día. El respeto absoluto por la diferencia y el gusto porque la diversidad enriquezca la dialógica, porque a la larga, lo que parece una "pérdida de tiempo" es un motor imparable de justeza, de lucidez, de aciertos, mucho más que estratégicos, existenciales y capaces de modificar el entorno tanto como a uno mismo.
Creo que en la histeria generalizada que se ha apoderado de los partidos políticos, y, sobre todo injustificada en el caso de IU, el fallo garrafal es considerar a Podemos un rival en vez de un hermano gemelo, que siente lo mismo que el otro, aunque estén en distintos continentes. Se están perdiendo algo extraordinario como es poder cambiar antes de que la misma vida los cambie por otra cosa más adecuada a la evolución, y además, si siguen así, acabarán ellos mismos comiéndose su propio grano de trigo verde o seco, y se privarán de la siembra y de la cosecha de espigas que darán el pan y el alimento que hace crecer a millones de conciencias de seres humanos con futuro para un mundo muy distinto de éste.
El ego individual y/o colectivo es el arma más mortífera de que dispone el ser humano para hacerse polvo a sí mismo y a los demás. La más fácil de adquirir, ya que nacemos con ella y en los primeros años nos ayuda a afirmarnos sobre el Planeta, pero, si acaba por poseernos en vez de ser nuestra conciencia su poseedora, se convierte en el peligro más difícil de detectar y de utilizar adecuadamente. El ego, por poner un símil visible, es la cera que debe arder para que una vela pueda dar luz o el tronco que se quema en la lumbre para dar calor, o la gasolina del coche que alienta el motor. ¿Qué pasaría si la cera no se derritiese, si el tronco no ardiese o si la gasolina llevase el volante, los pedales y la caja de cambios? Así nos gobiernan. Así nos legislan. Con el ego colectivo del partido que manda. Y su "organización" estupenda para ganar, pero letal para ver lo que los ciudadanos necesitan y desean en democracia. Podemos se ha dado cuenta. O sea, lo ciudadanos lo han comprendido, y lo están comprendiendo. En mucho más que un partido, porque no se ha partido, sino que está entero, es la colectividad de una conciencia despierta. Se escapa como el aire y la luz por las rendijas, aunque se quiera cerrar todo, entra por debajo de la puerta, como el perfume, como el pensamiento.
Ya lo adelantó el 15M con un slogan hace casi tres años, cuando los pperos le obligaron a levantar sus acampadas: Nos echáis de la plaza pero nos hemos quedado a vivir en vuestras mentes y no conseguiréis echarnos de ellas. Ya lo veréis.
Es la diferencia entre "vencer" con mentiras oficiales, apaños de "estrategia" o militancias por obediencia impuesta por una ideología y convencer con hechos indiscutibles, simples y transparentes, nacidos de asumir los riesgos de la libertad responsable y consciente. Del imperativo categórico de la ética kantiana, que traducido a este momento podría decir: Obra de tal modo que tu conducta pueda convertirse en ley universal y que en ella se pueda reflejar la justicia y el bien común para todos los seres humanos que aspiren a un mundo mejor. Sean de la ideología, raza, género, cultura o religión que sean.

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