jueves, 14 de agosto de 2014

Todos somos amor de madre

            


Se buscan soluciones y proyectos
para cambiar el mundo desde fuera
pero todo fracasa con el tiempo
si no hay amor de madre que nos mire

Ese amor que comprende porque acuna
dentro del corazón
y sabe ir más allá de lo precario.
No le importa que siempre te equivoques
sabe que aprenderás poquito a poco
te quiere como eres, tal cual te concibió
cuando empezaste a ser

Sabe que crecerás y está segura
de que cada maña te despierta
un pedazo de mundo sorprendido
un espacio y un tiempo que estrenar

Es un amor paciente y animoso
que cuando te desinflas te recoge
y te vuelve a soplar con más aliento
y en vez de reprocharte el batacazo
te dice con sus ojos y su firme ternura
que no importa, que dentro de muy poco
volverás a volar sobre la niebla, que ¡Adelante!

Te ama de tal manera que cuando te corrige
te acaricia y si la cal escuece
un bálsamo es la arena fina de tanto mar
para pulirse al sol y en las mareas

Ese don maternal camina por la calle
se junta a debatir y se reparte
en cada hermano/hijo de humanidad tundida;
lava los arañazos y convierte los golpes
en un abrir de ojos y un enlazar las manos

Madres en la raíz, madres las ramas,
madres de tronco y flor, madres de fruto,
madres de brisa y lluvia, de céfiro y mistral,
madres de savia. Es el mundo que nace
y que se expande
en el soplo de luz que nos empuja
con reivindicación, con lucidez rebelde
y trazo solidario

Amor de madre hornera
que amasa y cuece el pan
de la esperanza

No es otro ese secreto que nos une
que despierta sospechas
y provoca temblores en la nada. Amor de madre
hasta en los parlamentos. Amor de madre
a toque de desahucio y juzgado
de miseria bancaria. Amor de madre
que debate en las plazas y lucha a su manera
entre argumento y nubes
y más que la soberbia de la idea
tan solo quiere adecentar la casa
donde los hijos crezcan y se quieran
respirando derechos y deberes
libertad y un mañana
donde no falte caldo ni puchero
ni libro en anaquel, ni una tarea
que procure jornal y alumbre dignidad
hecha conciencia. Donde no falten flores
ni un huerto en el balcón
ni un sueño que llevarse  a la materia
y su divina gracia.

Amor de madre y más allá de géneros
llevando el singular de la igualdad
a los plurales
cosiendo en femenino el masculino
sumándole dulzura a la pelea
soñando que el vinagre se hace vino
que al paredón obsceno de la mugre
le crece la justicia como yedra

Amor de madre dice:  Sí, se puede!
y el eco le florece en asamblea.

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